ÉTICA, CALIDAD Y PROFESIONALIDAD EN LA ATRACCIÓN DEL TALENTO

Productividad en selección de personal: Trabaja con intención y evita el burnout

Redacción AEBYS,

Dejar que el día te arrastre o tomar las riendas de tu agenda y energía: esa es la diferencia entre ser un técnico de selección que apaga fuegos y uno que marca la diferencia.

Hoy, donde los cambios son constantes y las demandas se multiplican, caer en la trampa del piloto automático es fácil. Pero si trabajas en selección de personal, sabes que vivir en modo reactivo no solo limita tu capacidad de aportar valor, también agota tu energía y te aleja de lo que verdaderamente importa: tomar decisiones con criterio y construir equipos que encajen con propósito.

De la reactividad a la intención: un cambio de mentalidad que lo transforma todo

Pasar del "piloto automático" a la "intencionalidad" en tu trabajo es importantísimo para evitar el agotamiento, ganar foco y posicionarte como un verdadero referente dentro de tu organización o sector.

Trabajar con intención significa dejar de actuar como respuesta a todo lo que llega —mails, urgencias, interrupciones constantes— y empezar a dirigir tu tiempo y energía hacia objetivos claros, medibles y alineados con tu propósito profesional.

Aquí van cinco consejos y sugerencias para aplicar esta mentalidad desde ya en tu día a día:

1. Establece metas claras: el “por qué” detrás de cada tarea

¿Trabajas para tachar cosas de una lista o para avanzar hacia una meta?

La diferencia está en tener objetivos SMART: específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con plazo definido. Esto te permite tomar decisiones más acertadas y priorizar lo importante sobre lo urgente.

Pongamos un ejemplo: si tu objetivo es mejorar la calidad de tus procesos de selección en perfiles tecnológicos, verás que no se trata solo de publicar más ofertas, sino de atraer mejor talento. Eso cambia tu enfoque diario por completo.

Incluso para algo tan aparentemente sencillo como una publicación en LinkedIn, tener claro tu “target score” (el impacto que esperas generar) te evitará perder tiempo innecesario en tareas que no suman.

2. Prioriza con intención: enfócate en lo que genera impacto

No todas las tareas tienen el mismo valor. La clave está en identificar cuáles tienen un impacto real en tus objetivos y enfocarte en ellas.

¿Una herramienta útil? La matriz de Eisenhower: clasifica tus tareas en función de lo urgente e importante. Verás con claridad qué debes hacer tú, qué puedes delegar, y qué es lo que, sencillamente, no merece tu atención.

A veces cuesta y da miedo, pero aprender a decir "no" con elegancia es parte del trabajo. No es egoísmo, es defender tu foco. Y sin foco, no hay avance que dure a lo largo del tiempo.

3. Toma decisiones conscientes: rompe el ciclo de la reactividad

Responder a cada correo apenas llega, decir que sí a todo, improvisar constantemente... Son síntomas de que estás en modo reactivo.

La intencionalidad, en cambio, implica pausar antes de actuar y preguntarte:

  • ¿Esto me acerca o me aleja de mis metas?

  • ¿Qué consecuencias tendrá esta decisión en mi tiempo y en mis resultados?

Esta pequeña pausa entre estímulo y respuesta —que recuerda a la práctica meditativa de observar antes de reaccionar— te permite retomar el control de tu jornada y tomar decisiones alineadas con tu visión profesional.

4. Protege tu energía: la intencionalidad como escudo contra el burnout

Muchos técnicos de selección caen en el bucle del perfeccionismo, la hiperconectividad o la autoexigencia sin límites. ¿El resultado? Agotamiento, frustración y pérdida de motivación con tu propósito inicial.

En cambio, trabajar con intención, a parte de hacerte más eficiente, también te permite ser estratégicamente “imperfeccionista”. ¿Y eso qué significa? Saber cuándo algo está suficientemente bien y no necesita más vueltas.

Ser intencional también significa poner límites claros a tu jornada, bloquear tiempos para pensar sin interrupciones y darte permiso para desconectar sin sentirte culpable. Todo ello forma parte del trabajo bien hecho.

5. De la teoría a la acción

Imagina que tu objetivo es posicionarte como experto en selección de perfiles tecnológicos.
Aquí tienes dos escenarios:

  • Modo piloto automático: Abres el correo cada vez que suena una notificación. Publicas ofertas sin una estrategia clara. Respondes a todas las consultas por igual. Nunca hay tiempo para analizar resultados, solo para sobrevivir al día.

  • Modo intencional:

    1. Defines qué tipo de perfiles tecnológicos te interesa captar y por qué.

    2. Diseñas una estrategia para atraer ese talento: canales, tono, contenido, tiempos.

    3. Estableces bloques específicos de tiempo para revisar y responder mensajes, priorizando los más alineados con tu objetivo.

    4. Reservas espacios fijos en tu semana para formarte, reflexionar y recargar energía.

¿La diferencia? Claridad, foco y avance real.

¿Listo para dejar de reaccionar y empezar a liderar?

La intencionalidad es una forma de trabajar que transforma tu día a día, protege tu bienestar y eleva tu impacto como profesional de selección. 

Puedes empezar pensando en una sola acción que puedas implementar esta semana para dejar de actuar por inercia y empezar a actuar con dirección. Escríbela y hazla real.

Y si quieres rodearte de otros profesionales que también creen en una selección más consciente, estratégica y con propósito, descubre los beneficios de asociarte a AEBYS.

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